Escuela-hogar de Morella en el año 2012

El envejecer es un proceso natural y evidentemente imparable, también en los edificios. Los castillos, monasterios, casas, construcciones de uso diverso y de permanencia secular, aunque muchas veces ya en estado de ruina, siguen manteniendo su dignidad por estar levantados con materiales y técnicas tradicionales, con topologías basadas en teorías y practicas largamente estudiadas y consensuadas.

Este no es el caso de la escuela-hogar de Morella, construida en el año 1994 y Premio nacional de arquitectura año 1995. Pasan los años y la escuela está envejeciendo, pero  es proceso muy rápido y triste, ayudado por su emplazamiento, los nuevos materiales y algunas soluciones constructivas que para Morella no son adecuadas.

F.1. Puerta de entrada metálica roja, retirada de la escuela poco despues de la inaguración

Se han escrito muchas alabanzas sobre la increíble integración de este edificio en el paisaje morellano. La afirmación nunca la entendí -al final de los años noventa de siglo pasado he escrito mi opinión sobre la escuela- sobre todo porque el edificio no se adaptó al terreno natural como los otros edificios del lugar que lo hacían durante siglos, sino que para situarlo en el solar, tuvieron que hacerse enormes desmontes: o sea cortar la hasta este momento intacta ladera y así también sus niveles freáticos. El resultado de este emplazamiento forzado, ideal según los autores del proyecto, es el cada vez más acentuado problema de acumulación de agua en determinados espacios interiores; es un problema permanente  que todavía no obtuvo una solución satisfactoria.

F.2. Conjunto de cubiertas con la lámina de impermeabilización

 

F.3. Detalle del deterioro de la cubierta original

F.4. Alfeizar de chapa metálica, añadido posterior para evitar la entrada de agua

Capitulo aparte es el envejecimiento del material moderno  envolvente de los exteriores – unas escamas de mortero armado prefabricado y pigmentado. Su deterioro se acentúa en el coronamiento de los muros, donde asoman tristemente las armaduras de las escamas recubridoras de la fabrica de muros.

 

F.5. F.6. Deterioro de ecamas de revestimiento en el coronamiento de muros

Las cubiertas estaban originalmente  revestidas con las escamas, de la misma manera que los paramentos verticales y sus coronamientos: una innovadora solución nunca vista en Morella. Este revestimiento no ha podido hacer frente mucho tiempo al clima, a veces muy áspero, de Morella. Así en el conjunto de las cubiertas se colocaron láminas impermeabilizantes negras, una chocante respuesta, tipo provisional, a las goteras generalizadas.

 

F.7. Arreglo posterior del canalón para dar salida correcta a agua

F.8. Envejecimiento revestimiento en un paramento vertical

A las cubiertas pertenece igualmente un patio, emplazado sobre una cubierta y con unos puntiagudos bancos, que en su día, estuvieron ordenadamente distribuidos sobre su superficie. Actualmente los bancos están retirados en un rincón y dadas las humedades en los espacios interiores, en el suelo del patio se colocaron unas capas de aislamiento que no tienen nada que ver con el aspecto original del patio.

 

F.9. Patio con nuevos aislamientos antihumedad y los bancos arrinconados

F.10. Aislamiento térmico posterior en una puerta de entrada

Del mismo modo que el triste y rápido envejecer  -o más-  se deben soportar los elevados costes de las reparaciones y mantenimiento que exige este premiado edificio. Parece ser que los aires de Morella, en vez de suavizar sus puntiagudas formas, las rechazan.

Cabe añadir que en Morella existe una vieja escuela, actualmente abandonada como edificio docente, que a pesar de sus mas de 100 años y lógico envejecimiento es un edificio digno de admiración y capaz, con ciertas adecuaciones, de seguir sirviendo a su uso original.

 

F.11. F.12. F.13. Escuela vieja de Morella